Me fui a la biblioteca, estuve allí hasta las 12:15, repasé todo lo que me faltaba, ordené conocimientos, algo que suelo hacer siempre antes, aunque lo tenga a las 9 y tenga que levantarme a las 5:30.
Se dice que estudiar antes no sirve para nada, pero estoy segura de que si no siento las bases de mi estudio haciendo una visión global de toda la asignatura, la suspendería.
En la biblioteca mucho jaleo, la gente estudiando pero sin preocupaciones, los exámenes supuestamente son en junio.
Me metí en un carrel para estar sola sin ninguna distracción. En dos horas había podido repasar casi toda la asignatura, me faltaban algunas cosas en concreto, pero mi mente no avanzaba, no podía meter ni una sola palabra más en mi coco.
Recogí las cosas y me fui a la facultad. Llegué allí sobre las 12:40 de la mañana.
Primeras impresiones, gente con inseguridad, mucha inseguridad.
Las dos compañeras que me encontré primero querían repasar en los pasillos, al final terminaron en la biblio. Ambas con la sensación de no saber nada.
Ya con idea de marcharse a casa después de una larga noche de guardia en urología, una amiga me decía, medio en sueño medio despierta, que estuviera segura de mi misma, que lo llevaba bien, que había estudiado un montón, que me había pegado horas y horas a su lado estudiando. Pero aún así, mi inseguridad no me dejaba tranquila.
Ya en la biblio, otra de mis compañeras agotaba sus últimos nervios y gastaba un poco más los fluorescentes, guapa como siempre, pero nerviosa e insegura.
Un chico perdido, su novia lo buscaba por todos lados, desaparecido en combate, ni por los pasillos ni por la biblioteca, quizá con miedo a demostrar su inseguridad?
Me siento al lado de otra compañera, pero con una diferencia, ésta estudiaba Fisiología III, una asignatura nueva, del 2º cuatrimestre, con examen en junio.
Ella me tranquiliza, me dice que todo va a salir bien, que lo van a poner fácil... pero mi inseguridad no cambia a pesar de que ya tenía casi toda la asignatura repasada, solo me faltaba mirarme el ganglio linfático una vez mas, esófago, estómago y demás familiares.
Cansada de mirar cosas que sabía que no me iba a aprender en una hora me fui a la cafetería, necesitaba comer algo, me dolía la barriga, no solo del hambre sino también de los nervios.
Y a 10 minutos del examen me planté delante de la puerta de la clase.
Por allí comentarios, idas y venidas de olla, que si glándulas gástricas, que si déjame mirarme a martinotti de nuevo que no se como dibujarla. Caras pálidas, manos llenas de colores para dibujar lo mejor posible la neurona de martinotti... No quiero que me estresen, he dejado los apuntes lejos de mi y no quiero mirar nada más, he repasado bastante y suficiente.
Voy al baño, tenía ganas de hacer pis...
Se comenta por los pasillos que una profesora dijo sus preguntas y las de su marido, cierto era. A ver quien se iba a estudiar martinotti si no!
Entramos al examen, cola para decir nuestro nombre, dejamos las cosas en el suelo. Y curiosamente, no me había mirado el bastón retiniano, pregunta del examen en el que saqué un 1,7. Le pregunté a la persona que tenía al lado y me lo explicó en un momento, es más aún me acuerdo y no tardó ni un minuto (mioide, elipsoide, parte ancha con núcleo y organelas típicas y termina en una esférula para los bastones). Curioso verdad?
Pero no cayó. Este examen fue muy fácil. Repitieron preguntas, bastantes, y ninguna era tan desorbitada como la paratiroides.
Nos sentamos una al lado de la otra, cómplices de lo que hacíamos, cómplices de haber estado un fin de semana en la playa sin preocuparnos por lo que teníamos que estudiar.
Fue en ese momento cuando dije, Bea, te lo sabes todo, has estudiado y has repasado. No pueden meter diente ni oído y las preguntas que dijeron ahí fuera van a caer seguro, con un poco más de suerte apruebas.
Pues así fue, hubo suerte y yo había estudiado. Son las dos condiciones que se tienen que dar para poder aprobar un examen, o por lo menos así me pasa a mí.
Teníamos una hora y media, pero a los 50 minutos ya me estaba comiendo los mocos. No se me ocurría nada más que poner. La gente a mi alrededor escribía y dibujaba a su manera. Me da verguenza salir la primera de los examenes, pero últimamente, he tenido que coger valor y salir por esa puerta mientras todos piensan... ala, ya le salió mal. Pero no, es que escribo demasiado rápido y si me lo se lo pongo, si no, no va a venir un alma divina a decírmelo.
Como cambia todo tras entrar a una clase, escribir cuatro patujadas en un papel y salir por la misma puerta.
Voy segura de mi misma. Mi sonrisa deslumbra, aunque algunas personas pensasen que no lo había hecho aún y que aquella felicidad era por mi seguridad ANTES del examen, hay que ver no?
Recojo mis cosas y me voy a casa, a comer, pero ya sin dolor de barriga.
Llamo a mi madre y le digo mami, el examen me ha salido bien, esta aprobado, o por lo menos, yo estoy segura.
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