sábado, 14 de mayo de 2011

Me gusta ir sola al cine

La verdad es que si... y cada día me doy mas cuenta de lo cómodo que es estar sola.
Haces lo que quieres, lo que te apetece en cada momento.
No tienes que pensar en como vas vestida, ni peinada, tu misma te gustas, si te miras al espejo y te sientes guapa, que mas da lo demás? vas sola no?
Tampoco tienes que preocuparte por cuanto de sucio está tu coche, tu misma sabes que no lo has limpiado porque no has tenido tiempo o ganas. No hay que dar explicaciones.
Si vas sola al cine pagas tú, no tienes que invitar ni pasar la vergüenza de que te inviten ni líos para pagar la cuenta en un bar.
Tampoco tienes que pasar el mal trago de ponerse de acuerdo con la película, con la comida o con el sitio.
Si te quieres echar un "pedito" no tienes que ir al baño disimuladamente, solo basta con apartarte de la gente...
Si tienes pensamientos impuros con chicos que pasan por tu lado no tienes que comentarlo con nadie ni dejar de mirarlo por lo que podrá pensar el que tienes al lado...
En fin, me he dado cuenta que son muchiiiisimas las ventajas de esto de ir sola a todos lados.
Sólo me queda salir sola de marcha...  tiene que estar muy guay, por lo menos no ligará tu amiga más que tú.






P.D.: ¿Se te ocurre alguna más?

5 comentarios:

  1. pues que sepas que además de que estoy de acuerdo, y q m encanta tu blog, yo sí t acompañaría al cine y sin queja ninguna eee!! :)
    si sacara un pokito de tiempo me animaba a escribir pero saturación es poco!!

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  2. oooh que pena que estemos tan lejos jajaja

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  3. Tu entrada me recuerda una que yo misma hice en un blog que tuve hace tiempo. Ahora tngo uno nuevo y las entradas antiguas están acumuladas en un word, así qe me llevará 1 ratillo encontrarlo, pero t lo voy a pasar. El título era: Me gusta comer sola. :) :)
    Nice blog!

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  4. [Aquí va mi "Mucha gente come sola" para ti :)]

    ¿Por qué tenemos tanto miedo a la soledad?

    Es cierto que la soledad es mala compañera de mesa: es silenciosa y traicionera. Nos deja a merced de nuestros pensamientos, locuras, fantasías, ideas y deseos.

    Nos recuerda lo vulnerables que somos.

    A veces conseguimos huir de ella y creemos que somos demasiado listos como para poder darle esquinazo pero, entre tú y yo, cuando no se oyen voces, cuando hay un asiento vacío, cada vez que nos abandonan: ella regresa.

    Tal vez como consuelo nos quede pensar que siempre nos será fiel, permanecerá aún cuando no lo haga nadie; nos escuchará cuando todos se hayan marchado; nos acompañará a tomar café sin reparo.

    A mí me gusta comer sola.

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